Probablemente sea George Orwell uno de los autores con mayor índice de cita sin lectura. Y si, digamos, la mitad de quienes lo citan no lo leyeron, la otra mitad no lo entendió del todo. O lo hizo, pero aún así necesitó configurar lo que entendió a su propio esquema de cosmovisión histórica y política. La proliferación y expansión de las redes trajo el nuevo fenómeno del orwellismo de meme, de la mano de la revehiculización de viejas teorías conspirativas y paranoicas, largamente refutadas, pero bueno, todos los días alguien cumple 18 años, como alguna vez me dijo sabiamente la Coca Sarli*.
Y como gran parte de esas teorías se cocinan en laboratorios del poder real, con intención de crear más caos y confusión para luego lanzar sus redes de pesca y juntar a lo pavote, existe la opción de construir mentiras a sabiendas, en este caso citando párrafos e ideas inexistentes en la obra de Orwell, sobre todo en el emblemático 1984, o poniéndolos en un falso contexto. Total, nadie lee nada. Es curioso cómo la derecha quiere apropiarse de Orwell, un socialista utópico que entre tantas cosas escribió ese libro y su otro famoso, Rebelión en la Granja (Animal Farm), para criticar el totalitarismo al que él veía que se había encaminado la Unión Soviética hacia la mitad del siglo 20 (1984 es 1948 al revés). Algo también típico de la derecha, apropiarse de las cosas. Materiales e inmateriales. En fin. Orwell, además, escribió 1984 como una metáfora, con mucha ironía (algo difícil de entender si no hay alguna lectura previa) y sobre todo con mucho arte. El arte no necesariamente pretende describir el futuro. Ni Orwell creía que las todas las tragedias recreadas en 1984 pudieran concretarse. De hecho, muchas no pueden. Pero es algo que los que quieren apropiárselo, evidentemente no comprenden, o no quieren. O peor, buscan instalarlo. Total nadie lee nada.
Como toda metáfora, además, puede anticipar diferentes cosas en diferentes escenarios. Es algo que el/la ignorante vocacional no termina de entender. Cree que porque el gobierno de 1984 se llama “socialista”, todo gobierno que se llame socialista tendrá el sesgo totalitario recreado en la historia. Pero muchas de las cosas que pasan en el universo de Orwell, se replicaron luego (a modo de farsa, claro está, diría Carlitos) en gobiernos neoliberales de derecha y dictaduras de derecha confesionales o teocráticas, lo cual es más esperable, sin duda. En Los Perros de la Nación describo un escenario de control policial que muchos lectores asimilaron con la impronta oficial que imperaba en Argentina en el momento de su publicación, año 2018. Sin embargo, la novela fue escrita en 2011, cuando no había el menor atisbo de que se iba a vivir todo aquello. Años después, la situación de la cuarentena en pandemia, decretada por otro gobierno de signo opuesto, volvió a emparentar el estado de control creado en Los Perros, con la exigencia de permanecer en las casas, las calles desoladas y las sanciones a quienes incumplían la regla. La historia, una pequeña parte de ella, volvió a repetirse desde otra perspectiva, con otra realidad y otro enfoque. Y nadie me atribuyó la capacidad de haber descrito el futuro. Felizmente.
*Entrevisté a la gran Isabel “Coca” Sarli en algún momento entre el año 2000 y 2002. Me contó que por causa de sus desnudos, el gobierno de entonces había prohibido sus películas para menores de 18 años, lo que la deprimió mucho porque el público joven era el que más llenaba las salas y pensaba que así iban a perder mucho dinero. Pero entonces su marido y creador del fenómeno, Armando Bó, le dijo: “quedate tranquila, Coca, que todos los días hay alguien que cumple 18 años”.
